¿Una Constitución escrita por ChatGPT? este presidente latinoamericano lo propone
Un presidente latioamericano desató debate al sugerir que su país use inteligencia artificial para escribir su nueva Constitución.
El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, encendió un inusual debate político y tecnológico al proponer que una nueva Constitución del país sea redactada con apoyo de inteligencia artificial.
La afirmación, hecha durante un encuentro con estudiantes en Cuenca, citan medios locales, generó reacciones encontradas en medio del proceso hacia una consulta popular sobre la creación de una Asamblea Constituyente.
Noboa justificó su planteamiento alegando que la actual Constitución, promulgada en 2008 durante el gobierno de Rafael Correa, «protege a delincuentes» y requiere una modernización integral.
Según aseguró Noboa, el uso de la IA puede acelerar la elaboración de textos complejos. Asimismo, facilitar el trabajo de redacción legislativa.
El mandatario subrayó que su propio equipo de comunicación ya utiliza herramientas como ChatGPT para elaborar discursos y resolver tareas diarias.
«La inteligencia artificial puede servir para todo tipo de aplicación, desde escribir discursos hasta redactar una Constitución», señaló durante su intervención.
La idea de Noboa surge antes de la consulta sobre una Asamblea Constituyente.
Un precedente regional y los desafíos éticos
Aunque inédita en Ecuador, la iniciativa tiene precedentes en la región. En 2023, un grupo de diputados de Costa Rica presentó el primer proyecto de ley redactado con inteligencia artificial, destinado a regular precisamente esta tecnología. El texto se elaboró con apoyo de ChatGPT-4, abriendo una discusión sobre la autoría, responsabilidad y transparencia en los procesos legislativos automatizados.
No obstante, expertos en derecho constitucional advierten que el uso de IA en la redacción de normas fundamentales puede generar dilemas éticos y legales. Principalmente, ¿quién sería responsable de los sesgos, errores o ambigüedades en los textos generados? ¿Y cómo se garantizaría la soberanía democrática frente a una herramienta entrenada con datos globales?



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