Hoyo de Friusa, un sector marcado por la tragedia
Silencian la vida de joven a tiros y corte de machetes en Hoyo de Friusa
BÁVARO.– El sol, implacable como siempre sobre la turística Bávaro, no pudo disipar la sombra fría que cayó sobre el Hoyo de Friusa. No era un día más en la bulliciosa calle principal del sector; era el día en que la vida de un joven se apagó de forma violenta y prematura.
La víctima, identificada como Tony Familia Jáquez, conocido en el barrio con el melancólico apodo de “Lagrimita”, de apenas 25 años, yacía en esa misma calle, convertido en testigo mudo del horror.
Las heridas que cubrían su cuerpo eran evidencia brutal de la agresión: múltiples impactos de arma de fuego y heridas de arma blanca en distintas partes de su anatomía. Un ataque cuya combinación letal no le dejó oportunidad de defenderse.
Tras el incidente, el cuerpo de “Lagrimita” fue encontrado gravemente herido. En una carrera contra el reloj, fue trasladado de inmediato a un centro de salud cercano.
El personal médico libró una batalla desesperada, pero la gravedad de las lesiones resultado de la saña del ataque fue insuperable. Tony Familia Jáquez falleció, poniendo fin a una noche que se transformó en su última estadía en la compleja y diversa barriada de Friusa, habitada mayormente por inmigrantes haitianos.
Los presuntos verdugos
La atención se centró rápidamente en la identidad de los responsables. Informes preliminares señalan a dos hombres conocidos como Primo y Lulú como los presuntos autores materiales del crimen.
La noticia, destacada por medios digitales locales, corrió como pólvora en la comunidad. La Policía Nacional ha desplegado un operativo para dar con su paradero, mientras el Hoyo de Friusa permanece en vilo, esperando la captura de quienes sembraron el luto al silenciar la vida del joven.
Un velo de misterio como casi siempre cubre las circunstancias exactas que condujeron a este trágico final. Las autoridades, bajo el habitual estribillo de que el caso “permanece bajo investigación”, aún no ofrecen detalles concretos.
¿Fue un ajuste de cuentas? ¿Una riña que escaló hasta lo irremediable? ¿O algo más oscuro? Las preguntas quedan abiertas, esperando respuestas que solo llegarán si la captura de los sospechosos logra materializarse.
Mientras tanto, en la calle principal, el aire se siente cargado de silencio y dolor. El apodo de Tony, “Lagrimita”, parece hoy más apropiado que nunca, reflejando el llanto de una familia y de un barrio que lamenta la pérdida de uno de los suyos a manos de la violencia.



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