Hallan niña de dos meses putrefacta en interior de una casa en Higüey

HIGÜEY.- El aire pesado y quieto de Villa Juana, en el distrito municipal La Otra Banda, en Higüey se rompió este sábado, no con un grito, sino con un hedor que nadie pudo ignorar ni soportar.
HIGÜEY.- El aire pesado y quieto de Villa Juana, en el distrito municipal La Otra Banda, en Higüey se rompió este sábado, no con un grito, sino con un hedor que nadie pudo ignorar ni soportar.
Un olor a muerte y abandono que se filtraba a través de las rendijas de una humilde vivienda, sembrando una terrible sospecha en el corazón de los vecinos.
Lo que descubrieron al alertar a las autoridades ha sumido a toda la comunidad de Higüey en un misterio tan escalofriante como el mutismo que ahora guardan las autoridades.
En el interior de aquel encierro, se halló la escena de una tragedia doble, sobre el piso, al lado de una cama, yacía el pequeño cuerpo de una infante de tan solo dos meses, ya en avanzado estado de descomposición.
El asombro se hizo horror al percatarse del estado de putrefacción, testimonio mudo de los días que la criatura había permanecido allí.
La hipótesis preliminar, dolorosa y punzante, apunta a que la pequeña pudo haber fallecido por inanición, que se estableció que diró más de una semana en encierro forzado.
Pero la tragedia tenía un sobreviviente, un pequeño de dos años, hermanito de la bebé, quien lo encontraron con graves signos de deshidratación.
Su vida pendía de un hilo frágil, y lo trasladaron a urgencia a un centro de salud para intentar rescatarlo de las garras del abandono.
Los pequeños los dejaron a su suerte por su madre, identificada solo como Sofía, de nacionalidad haitiana, quien supuestamente estaba separada del padre, Ricardo Pallen, de 22 años.
La madre la han localizado
Nadie ha podido determinar qué pudo haber llevado a una madre a sellar la puerta de su hogar con sus hijos dentro y dejar que una muriera y la otra esperaba la muerte.
Esta pregunta, que clama por una respuesta, abre la puerta a una serie de especulaciones que sobrevuelan el caso, rumorandose con insistencia en la comunidad que los padres de los niños los apresaron previamente para fines de deportación por su estatus migratorio irregular.
Si esto fuera cierto, la cronología de los hechos daría un vuelco espeluznante, pues un arresto de ese tipo que dejó a dos infantes encerrados y solos, con consecuencias fatales.
El cadáver de la bebé lo remitieron al Instituto de Ciencias Forenses (INACIF) para los procedimientos de rigor que determinen la causa exacta de la muerte, un dato que no pudo establecerse de manera preliminar.
La Policía Nacional, por su parte, ha informado que está «profundizando las investigaciones» para esclarecer las circunstancias.
Sin embargo, en este punto crucial del hecho, el silencio es ensordecedor, convirtiéndose en la principal fuente de preocupación y desasosiego para los residentes de La Otra Banda es la falta de información oficial.
No se ha establecido si los padres, o la madre Sofía, están detenidos.
No se sabe si sencillamente no han aparecido
Este misterio y mutismo de las autoridades mantiene a la comunidad en vilo y agrava la percepción de abandono institucional.
El caso, además, se inscribe en un patrón lamentablemente común en la provincia La Altagracia, una zona que experimenta un aumento constante de la población haitiana y donde, con cierta regularidad, se registran hechos similares, poniendo en evidencia las vulnerabilidades sociales y migratorias que convergen en tragedias como la de Villa Juana.
El único consuelo, por ahora, es la esperanza de vida para el hermanito de dos años, mientras el cuerpo de la bebé aguarda en el INACIF, y la comunidad espera que la luz de la verdad logre penetrar el silencio oficial que rodea este horror.



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